Según Las Provincias, Zapatero puede firmar hoy un recurso que invalidaría el decreto ley que permite la destrucción del barrio, paralizando esta última por, al menos, tres años.
Es triste que todo dependa de políticos de diferente pelaje, todos corriendo tras los votos como locos, y de empresarios que, como tales, solo buscan su propio beneficio. La vida del barrio, dividido en dos posturas, no pinta nada aquí, solo importan el dinero y la política. El capitalismo contra las personas.
Tras años y años dejando que se pudra los empresarios han señalado, junto al PP, la degradación del barrio, creada por ellos mismos. Y es que a nadie, excepto a los afectados (primero por la degradación y después por el expolio), le interea que el Cabañal sea lo que más temen, un barrio con vida, con tejido vecinal.
Romper ese tejido, es el objetivo que se complementa con el objetivo económico de obtener beneficio a toda costa, y construir edificios (con precios inaccesibles para la mayoría de las personas) a pesar de haber viviendas vacías es algo que en Valencia funciona.
Los votos no indican nada debido a la alta abstención, el hecho de que un partido político no tiene un plan urbánistico únicamente sino que también tiene más puntos en un programa electoral que llame a las urnas a un sector del barrio, que una buena parte de los afectados ya han sido expulsados, y que, en definitiva, las elecciones no representan la opinión de nadie sino la efectividad de la manipulación política.
En esta situación se encuentra el Cabañal, pendientes vecinos, comerciantes y políticos de la decisión de una persona que nunca ha pisado el barrio. Esto no hace más que demostrar una vez más que las decisiones sobre nuestras vidas y entornos sociales tenemos que tomarlas nosotros, no un parásito llamado Estado ni otro llamado empresa.
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