Hace diez años, la batalla de Seattle fue el epicentro de un terremoto político global.
Varias decenas de miles de manifestantes lograron bloquear la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Las distintas marchas, teatros callejeros, sentadas y acciones de desobediencia civil no violenta contra la reunión ministerial de la OMC se enfrentaron a gases lacrimógenos, balas de goma, cargas policiales y arrestos masivos. Sin embargo, los grupos ecologistas y anarquistas, las fuerzas sindicales, redes feministas, trabajadores y activistas de toda clase reunidos en Seattle optaron por resistir. Y en ese valioso acto de resistencia demostraron a las y los explotados y oprimidos del mundo que también se puede ganar.
Antes de los bloqueos nadie esperaba que aquellas protestas pudieran dar lugar a un movimiento de resistencia al capitalismo de escala global, pero así fue. El éxito de las protestas ante una de las instituciones insignia del capitalismo global extendió el espíritu de Seattle por todo el planeta. Una nueva generación de activistas se lanzaría a organizar protestas en cualquier ciudad donde se reunieran las instituciones económicas globales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el G8. La luna de miel del neoliberalismo estaba llegando a su fin.
El desarrollo del movimiento anticapitalista durante estos diez años merece una especial atención. Durante los próximos seis meses ciudades como Sevilla, Barcelona o Madrid acogerán las cumbres ministeriales de la Unión Europea (UE) y ya se preparan sus respectivas contracumbres para bloquear las reuniones de la Europa del capital y la guerra. Recordar la batalla de Seattle diez años después puede ser también una fuente de inspiración para hoy.
Enlcuha.org
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