La última reforma (por el momento)

Los primeros contactos ya se han producido. Tras las reformas laboral, de las pensiones y financiera, le llega el turno a la negociación colectiva. Tal vez, según reconocen sindicatos y empresarios, la más dificil. El Gobierno ha decidido quedarse al margen hasta el 18 de marzo, pero una vez cumplido el plazo, si no hay consenso, legislará.


Nadie quiere importunar a nadie. Las palabras se miden hasta extremos insospechados y el término flexibilidad se agita como bandera por las dos partes, tanto por la patronal como por los sindicatos. Es la fase previa a unas conversaciones que se aventuran difíciles. Más aún que las que dieron lugar al celebrado pacto de la reforma de las pensiones y el Acuerdo Social y Económico. La cuarta pata de las reformas económicas en España, la de la negociación colectiva -que viene precedida por la laboral, la del sistema financiero y la de las pensiones-, se presenta muy complicada y, como en las anteriores, con un plazo marcado por el Gobierno. Si el 18 de marzo las organizaciones sociales no han conseguido alcanzar un acuerdo, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero "legislará".

Los primeros contactos ya están en marcha y se apoyan en el genérico mandamiento suscrito en la "Tercera parte" del Acuerdo Social y Económico suscrito el pasado 9 de febrero. "Acuerdo bipartito entre las Organizaciones Sindicales y Empresariales sobre los criterios básicos para la reforma de la negociación colectiva". Bajo el ampuloso epígrafe se reconoce que la norma actual presenta problemas de "estructura y vertebración; de legitimación; de flexibilidad interna; de innovación y adaptación de contenidos; de gestión y de adecuación a las dificultades".

Piedras en el camino

Pero las piedras en el camino se suceden a una velocidad vertiginosa. La primera, que llegó por sugerencia de la canciller alemana Angela Merkel, ligar las subidas salariales a la productividad y no al IPC, ya se ha instalado en el centro del debate, agitada desde la CEOE y desde diferentes patronales, y justificada en un dato que ha levantado ampollas entre los empresarios: la subida media de los convenios pactados en el mes de enero fue del 2,98%, frente al 2,09% del año 2010, con una inflación media del 3%. Al parecer, la cláusula de revisión salarial ha sido la clave de la subida. De hecho, desde la CEOE se ha sugerido a las grandes empresas que ralenticen las negociaciones de los convenios y esperen a los resultados de la nueva norma.

Las subidas salariales
Para los sindicatos, el vínculo de los salarios y el IPC es irrenunciable, aunque se puede flexibilizar. "Hablar en exclusiva de productividad y subida salarial no tiene sentido. ¿Qué indicador se utiliza?, ¿Quién decide los datos de ese indicador?. Es algo que ni existe ni se puede plantear", indican los sindicalistas que, no obstante, consideran que están abiertos a utilizar otras vías, pero siempre vinculadas al IPC. "Es algo que ya existe en muchos convenios, donde se incluyen cláusulas en las que el sueldo también varía en función de los resultados de las empresas".

Algo que no ven de la misma forma en la patronal, donde indican que "no hay tantos convenios en los que ya se incluya la productividad". Aunque reconocen la dificultad de encontrar una fórmula que determine la productividad aceptada por las dos partes.

Una situación diferente
Los empresarios consideran que la situación ha cambiado, que España ya no es un país de inflación alta, como sucedía hace una década. "Actualmente tenemos un IPC del 3% y un crecimiento del PIB negativo del -0,1%. Hay que entender que esto es inasumible para las empresas, representa una subida enorme de los costes que aboca a numerosas empresas al cierre, y eso significa destrucción de empleo, el mayor problema que tiene la economía española".

Prórroga automática
Pero si es conflictiva vinculación de los salarios a la productividad, aún lo es más la "ultraactividad" de los convenios (su prórroga automática al finalizar el periodo estipulado hasta que haya un nuevo acuerdo). En este aspecto la patronal no tiene dudas y está dispuesta a luchar a brazo partido para que los convenios colectivos no se prorroguen de forma automática.

"Nosotros no decimos que cada vez que finalice la vigencia de un convenio haya que partir de cero al negociar el siguiente, pero hay apartados que pueden prorrogarse y otros que no. Hay que ser flexibles, porque las situaciones cambian de un año para otrto, al igual que las necesidades", indicaron fuentes de la patronal. Entre los aspectos que los empresarios consideran que no deberían mantenerse de forma automática se encuentran la cláusula salarial, la movilidad funcional y el cómputo anual de las jornadas del trabajo. La patronal lo justifica en que cada año la situación es diferente para las empresas, varía la producción, la distribución del trabajo, y "las necesidades de cada empresa son diferentes. Si existe rigidez y no nos podemos adaptar a las nuevas demandas, el funcionamiento de la empresa se ve comprometido. Y en unos mercados tan complejos como los actuales, perderíamos competitividad y abocaríamos a las empresas a un futuro incierto".

Los sindicatos, sin embargo, lo ven de una forma diferente. Los secretarios de acción sindical de CCOO y UGT, Ramón Gorritz y Toni Ferrer, ya han mostrado públicamente su rechazo a eliminar la "ultraactividad" de los convenios colectivos, ya que consideran que supondría "der0gar los derechos adquiridos" y han acusado a la CEOE de "empezar a condicionar el diálogo sobre la reforma antes de que empieze". Los sindicatos entienden que la vigencia del convenio garantiza que se mantengan vivos los salarios y la jornada de trabajo, "si se elimina, no interesará a nadie, porque abocaría a un escenario nuevo de conflictividad permente". No obstante señalaron que no quieren establecer una línea roja, y estarían dispuestos a discutir algunos aspectos. "Se puede revisar en determinados casos".

Ámbito de aplicación
Otro de los puntos calientes de la negociación es el ámbito de aplicación de los convenios y las condiciones exigidas a las empresas para "descolgarse" de ellos.

Desde las organizaciones de los trabajadores se considera fundamental el mantenimiento de los convenios sectoriales marco, "algo de sentido común -señalan- si se tiene en cuenta que el tejido empresarial español se basa en las pequeñas y medianas empresaas (pymes), a las que pertenecen el 90% de los asalariados" "Hay muchos centros de trabajo con menos de seis empleados, lo que significa que carecen de una representación legal para negociar, y los convenios de caracter sectorial son los que les dan la cobertura. Negar esta posibilidad -añadieron- es, o no conocer el mercado laboral, o tener otras intenciones 0cultas".

No obstante señalaron que hay que avanzar en la definición de los ámbitos de aplicación, cómo quedan estructurados (sectorial, autonómico y provincial) y que aspectos se pueden negociar en cada uno de los ámbitos.

Estructura obsoleta
En este aspecto están de acuerdo los empresarios, que consideran que la actual estructura ha quedado obsoleta, y hay veces que los artículos que se solapan; entran en colisión dependiendo de los ámbitos. Desde la patronal, no obstante, se defiende desde hace tiempo una "reformulación" de las condiciones para que las empresas se puedan "descolgar" de los convenios. "Ha de ser una fórmula ágil, porque ahora, la aplicación de determinados convenios, incrementa de tal forma los costes para algunas empresas, que las lleva al cierre".

Negociar sin líneas rojas
Uno de los puntos de coincidencia, sin embargo, es que tanto los sindicatos como los empresarios consideran indispensable sentarse en la mesa sin "líneas rojas". Y ponen como ejemplo el resultado de la negociación que dió a luz el Acuerdo Social y Económico. La situación, señalan, ha cambiado mucho, al igual que la actitud de los interlocutores. Pero todos señalan, también, que las distancias en los temas que se van a abordar son también mayores.

El secretario general de UGT, Cándido Méndez, ya ha advertido hasta donde se tuvo que llegar para conseguir la fotografía posterior a la firma dedel Acuerdo Social y Económico: "Y como éste es un pacto de confianza, -declaró-nos tragamos uno de los muchos sapos que nos hemos tragado en el acuerdo. Todo para defender los intereses de los trabajadores".

Levante-emv

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