¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?

Breve reflexión acerca de las revueltas en el mundo árabe y lo que estas nos echan en cara a los occidentales...

Las recientes revueltas sucedidas en el mundo árabe contrastan con las que han sacudido Europa durante el 2010. La violencia desatada en Egipto y Túnez no tiene punto de comparación con la de Francia e Inglaterra. Esto nos lleva a pensar lo siguiente: el Estado se destapa solo cuando se ve destapado.

Las protestas europeas se basaban en la retirada de unas reformas económicas. Nada de proletarios o clase obrera: los que nunca han sido oprimidos, los que siempre se han enorgullecido de formar parte de países que esquilman y no que son esquilmados, aquellos que nunca se les pasó por la cabeza protestar y que incluso se reían de los que lo hacíamos, estos son los que deciden salir a la calle. En el Estado Español, además, lo hacen de mano de unos sindicatos significativamente vendidos. Y lo deciden ahora, únicamente tras haberles sido reducida su capacidad de consumo basado en el expolio. Las protestas europeas no están basadas en el odio, en la necesidad acuciante, después de las reformas económicas todo estará un poco peor, pero no estará realmente jodido.

Futuro jodido se ve al formar parte de un país en dictadura, donde no se puede salir a la calle con una triste pancarta, ni disentir de la opinión dominante de ninguna forma. En países como Egipto y Túnez han encontrado las únicas palabras que pueden hacer tambalear un régimen, aquí solo encontramos palabras que lo refuerzan. Está claro que las revueltas en el mundo árabe no atacan a la raíz misma de la autoridad estatal, su objetivo es el de crear una democracia a la occidental o a lo islamista, y todos sabemos de que van las democracias actuales. Pero es que las protestas europeas no buscan algo muy diferente.

Lo que es de valorar es la capacidad que han tenido de seguir en las calles a pesar de los cientos de muertos, a pesar de los disparos y las detenciones. En nuestro mundo feliz nunca ocurren semejantes hechos y, sin embargo, abandonamos el combate antes de que este se plantee.

Las cuestiones que nos plantean estas revueltas son: ¿Qué haremos cuando todo el mundo sea Primer Mundo? ¿Cómo adaptaremos nuestras formas organizativas anticuadas y nuestros discursos a un mundo sin pobreza? ¿Qué excusas (económicas, reformistas, laborales, de derechos fundamentales…) buscaremos que nos libren de decir claramente que lo que queremos es ser libres y punto? ¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar cuando vuelen las piedras sobre nuestras cabezas y las balas nos rocen? Si no somos capaces de contestar a estas preguntas, no tiene sentido empezar una lucha que no podemos terminar.

Fdo. Persona

6 comentarios:

  1. No creo que nunca "todo el mundo sea primer mundo". El capitalismo necesita de explotados para existir.

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  2. mas bien todo el mundo será tercer mundo, ya q lo que pretenden ahora és desmantelar el "estado del bienestar", destruir las clases medias y crear mano de obra barata tb en Europa xa poder competir con las nuevas potencias...se acabó el tipo de capitalismo en el que los productores son tb consumidores, se acaba el mundo feliz.
    así q ya estaria bién q la gente empezara a movilizarse almenos con la excusa de no perder sus derechos... ya q demomento no hay reacción alguna y mas bién gran parte de lxs trabajadorxs siguen alienadxs en una ideologia de "progreso" continuo y destrucción de todo lo q se oponga a este.

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  3. Completament d'acord amb els dos comentaris.

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  4. Yo estoy completamente en desacuerdo con los comentarios. Que se estén reduciendo pensiones y demás no significa que la gente se vaya a sumir en la pobreza, todo indica hacia el crecimiento de los países del Tercer Mundo, y más allá del victimismo izquierdista, no están robando a nadie sino reajustando el par de problemillas que ha causado la crisis. El estado de bienestar no puede desmantelarse a sí mismo, por eso es más fuerte que una dictadura. Lo que indica el texto es correcto, lo que ha ocurrido en Egipto no puede ocurrir aquí, lo que hay que atender es a resolver las preguntas planteadas.

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  5. No és cert; per a que el capitalisme funcione necessita d'explotats i mai tot el món podrà ser primer món. És etnocentrista persar en la fí del treball o la pobresa, ja que els "països perifèrics" estan patint una gran explotació tant en mà d'obra com de les seues terres.

    L'alimentació del nostre bestiar ací, implica la destrucció de pastos a Amèrica Llatina, la invasió de terres mapuches,etc. Així com la producció de tots els nostres objectes de consum. Primer és inviable per al capitalisme no tindre tercer món i segon és inviable per a la pròpia terra mantindre un sistema com aquest en tot el món és ecològicament inviable. L'estat del benestar és causa de l'explotació del tercer món.

    Jo no sé si el victimiste esquerrà té raó i anem a convertir-se en mà d'obra barata (ni no ho són ja els joves que cobren una merda per estar treballant per a una ETT o els immigrants que estan treballant recollint taronga),però el que està clar és que els països pobres no van a fer-se rics i si es fan serà a costa de fer més pobres a altres.

    És un dels problemes que tenim ara mateixa els col·lectius llibertaris; el rebuig al treball o a les velles consignes obreristes i economistes fins a extrems irracionals i indefensables.

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  6. Desde mi punto de vista el capitalismo está superando la fase en que necesitaba de la mano de obra de los países del Tercer Mundo gracias a la excesiva tecnificación. Necesitará materias primas que se encontraran en dichos países, pero la explotación de la tierra no es lo mismo que la explotación de lxs humanxs, ni lo mismo que la explotación de los animales no humanxs.

    Obviamente en épocas de crisis aumenta el trabajo en precario y la flexibilidad, como se da hoy en día, pero eso no significa que se vaya a mantener por siempre. Lamentablemente el capitalismo tiende a "perfeccionarse", y esa perfección pasa por salarios desorbitados y exceso de consumo y producción. La característica del capitalismo que viene es la de la globalización del bienestar y la financiarización de la economía; a eso apunta la tendencia de las últimas décadas y se puede ver en paises latinoamericanos y africanos. Es cuestión de tiempo.

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