Escuchamos en los entornos anarquistas la crítica dirigida a los sindicatos del poder (CCOO y UGT principalmente), por su reformismo, su incompetencia como herramienta del trabajador y sus frenos al cambio social.
No existe una realidad más falsa que las palabras no acompañadas de actos cuando estos son realizables. La presencia de acciones anarquista en las calles el día de la huelga y los días anteriores y posteriores es de suma importancia precisamente por ser capaz de desenmascarar la falsedad de los sindicalistas del poder y su correspondiente izquierda institucional. No actuar esos días es precisamente apoyar la “lucha” de dichos sindicatos, ¿o nos hemos olvidado ya del “tu silencio es complicidad”?
En Valencia, junto a los pueblos y ciudades que le rodean, existe la fuerza suficiente para llamar la atención entorno a estos problemas en tanto en cuanto se haga un análisis certero de la situación y se difunda por los medios que se consideren apropiados. Las condiciones, a pesar de continuar siendo hostiles, no dejan de ser las más adecuadas en años para un salto al terreno social que define el exterior del limitado guetto revolucionario.
Grupos de afinidad, asambleas, colectivos, etc. han de observar el momento social y encontrar las grietas que merezcan ser abiertas mediante acciones de todo tipo. Y aquellas personas que no forman parte de ninguna de estas formas organizativas, tienen tiempo para formarlas y organizarse como mejor consideren.
No podemos decidir cuando llegan las revoluciones, pero si que tenemos la capacidad de realizar actos revolucionarios que nos conviertan en sujetos activos de nuestras vidas.
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