"a lo mejor no somos tan listos, ni tan avanzados, ni tan tolerantes ni tan demócratas y que, antes de dar lecciones a los demás, deberíamos mirar detenidamente, la paja en nuestro ojo."
Es esta una polémica que nos debe llevar, en mi opinión, a reflexionar sobre el “etnocentrismo”, presente en nuestras avanzadas sociedades y quizá en todas y quizá en el ser humano mismo. Ya que, desde mi punto de vista, bajo la discusión del “burka” se esconde la convicción de que Europa occidental posee mayores niveles de civilización y una superioridad cultural y política, liberada del yugo de dogmas religiosos y basada, definitivamente, en la razón, en la ciencia y en el progreso (como si éstos no fueran tan míticos y dogmáticos, en el fondo, como las religiones).
Los datos, sin embargo, avalan lo contrario: Nunca nadie fue tan sanguinario en sus relativamente pocos o muchos años de historia, ni cometió más crímenes, ni amparó más guerras ni permitió más desigualdades, ni colonizó y sometió a más pueblos ni desencadenó mayores desastres medioambientales que las naciones de Europa occidental…
Conservadores y progresistas coincidirán, al unísono, en que todo eso fueron malas gripes que hubo que pasar para llegar a sociedades seculares, democráticas y tolerantes.
Pondré un ejemplo basado en la propia experiencia, pero, que he compartido con numerosas personas que han visitado algún país del Magreb y que han disfrutado del Hamman (baños colectivos segregados por géneros, bien para hombres, ya para mujeres):
Al contemplar, atónitos, como se relacionaban las personas del mismo sexo en éstos baños, nos preguntamos si era ésta una relación claramente sexual, y, más concretamente, homosexual. Concluimos, la mayoría, que sencillamente no tiene sentido aplicar nuestra codificación sexual en aquel mundo.
Podría suceder, sin embargo, que aquí, en occidente, la conducta sexual estuviera tan normativizada, que se tiene que codificar hasta lo que no se puede evitar que se salga de la norma, precisamente para delimitar y reforzar más la norma. La prohibición garantiza que para tener cualquier tipo de relación, por ejemplo, homosexual, tengamos que dar el paso de asumirnos como gays o lesbianas, lo cual es todo un proceso a nivel psíquico y social, que, de entrada, frena dichas prácticas. Lo que hay en el Hamman, tanto entre hombres como entre mujeres (más, si cabe, entre éstas últimas), son vestigios de una vitalidad ya desaparecida en lo que hoy se conoce como “cultura occidental”.
Podría suceder, en consecuencia, que el mundo musulmán fuera un modelo de sociedad patriarcal que mantiene más represión exterior para las mujeres, sencillamente, porque éstas están más lejos de tener la auto-represión necesaria de sus deseos, y que no tengan, por tanto, nuestras corazas.
Un último dato para la reflexión que, a voz de pronto, se me ocurre, sería el modelo de belleza: Quizá sea conveniente saber que la extrema delgadez que se impone en occidente como culmen de la belleza femenina, es contraria a la producción de estrógenos, una de las hormonas sexuales femeninas que necesita, para su producción, que un 20% del cuerpo de la mujer sea tejido adiposo. Preguntadle a una mujer árabe quien es para ella una mujer guapa y, a continuación, daos una vuelta por El Corte Inglés y fijaos en los maniquíes.
En conclusión, que a lo mejor no somos tan listos, ni tan avanzados, ni tan tolerantes ni tan demócratas y que, antes de dar lecciones a los demás, deberíamos mirar detenidamente, la paja en nuestro ojo.
El Cifu
Visiteu Indiecat, el nostre portal de música en català. Amb més de 25.000 entrades en sol un any. Informació, videos, descàrregues, entrevistes...
ResponderEliminarTot a http://indiecat.tk/
Una abraçada