Desalojan el único CSO del barrio barcelonés. Por la reestructuración urbanística del ayuntamiento, el barrio empieza a ser un solar en su conjunto. ¿Quién degrada el barrio?
A raíz del desalojo del “Segon Assalt”, Local Social Okupado de la calle Argentera (Vallcarca), el viernes 26 de marzo (dos días después), decidimos okupar un nuevo local en la calle Cambrils, con la intención de volver a tener un espacio donde realizar las actividades que veníamos haciendo.
Después de un fin de semana de trabajo, rehabilitando el espacio para continuar con los comedores y los cenadores, en la mañana del lunes 29, varias furgonetas de antidisturbios de la guardia urbana y un grupo de secretas toman el barrio y entran en el “4º Assalt”. Sin enseñarnos ninguna orden judicial y con actitud chulesca, no nos permiten sacar nuestras herramientas y pertenencias del interior, rompiendo y tapiando el Local al instante con todo dentro.
Habíamos recibido amenazas de denuncia de la presidenta de la asociación de Vecinos y de Moras, conocido empresario de la construcción del barrio, que han demostrado que cumplen a la perfección el papel de perros guardianes de Núñez y Navarro y del ayuntamiento de Barcelona. A cambio, seguramente algún hueso habrán recibido.
Ahora teníamos en el barrio otro local vacío y tapiado: en definitiva, ¡otro espacio sin vida!
Un mes y medio después (el 13 de mayo), seis furgonetas de antidisturbios de la guardia urbana y una decena de secretas vuelven a tomar el barrio y desalojan el Local Social Okupado “3º Assalt” y dos casas, dejando en la calle a unas diez personas y destruyendo el único Centro Social que quedaba en el barrio. Justó ese fin de semana anterior, habíamos realizado unas jornadas de denuncia del conflicto urbanístico en Vallcarca, organizadas por l@s distint@s vecin@s del barrio (nada es casual). De nuevo con amenazas y prepotencia la policía y las representantes del ayuntamiento no nos dejan sacar la cosas del Local, perdiendo todo el material del comedor: cocinas, neveras, ollas, electrodomésticos, vajilla… todo el material informativo de la “Plataforma Veïnal de Okupes de Valllcarca”, la biblioteca, ordenadores, etc… que fueron a parar a los contenedores de escombro de la empresa de derribo.
Así vemos la prioridad del ayuntamiento: desarticular los lugares de reunión, dando preferencia a los Centros Sociales Okupados (tres en algo más de un mes y medio) y disolver cualquier intento de
autoorganización vecinal (como ya hicieron anteriormente, destruyendo el huerto vecinal comunitario e imponiéndonos en su lugar el mayor “pipican” de Barcelona).
Gastan dinero público en destruir proyectos sociales y autogestionados, dejando grandes solares y edificios tapiados durante mucho tiempo, para seguir con su política de degradación del barrio,
porque construir (de momento) no van a construir nada.
Echan a l@s vecin@s de sus casas, destruyen nuestros lugares de reunión, cierran los comercios de toda la vida… Ante el silencio y la connivencia de los medios de comunicación, el ayuntamiento de
Barcelona y las constructoras hacen su negocio con total impunidad.
El sábado 19 de junio, volvemos a reokupar el “4º Assalt” por el placer y la necesidad de hacernos con un local para el barrio, donde compartir y poder hacer actividades, de manera autónoma y autogestionada.
El lunes 21, solo dos días después de abrirlo, nos volvemos a despertar con el barrio tomado por antidisturbios de la guardia urbana que desalojan y tapian en el acto el “5º Assalt”.
No pararemos hasta conseguir un local para el barrio. Sin miedo y con decisión, nos preparamos para el 6º Asalto.
Autonomía contra Autoridad
¡CUANDO ESPECULAR NO ES DELITO, OKUPAR SE CONVIERTE EN UN DERECHO!
Octavilla repartida en la manifestación por la okupación del pasado sábado:
Reestructuración urbanística: Un claro ejemplo de como se hacen las cosas en Vallcarca.
Ante la necesidad de construir rápidamente ciudades enteras, nos disponemos a construir cementerios de hormigón armado, en las que grandes masas de la población están condenadas a morirse de aburrimiento.
Internationale Situationniste #3, 1959
La lógica del mercado se extiende a todos los ámbitos de la vida. Hipotecando nuestro presente y futuro, haciéndonos creer que somos las personas responsables de la crisis económica y por defecto tenemos que pagarla con nuestro trabajo. Todo está regido por sus leyes y su lógica: desde nuestra manera de ganarnos el pan hasta como curarnos las enfermedades y dolencias. Y la forma cómo y dónde debemos vivir, no puede escapar de ella. Ahí tenemos a la reestructuración urbanística que nos perjudica a todas las personas que no pertenecemos a esa clase exclusiva, minoritaria y parasitaria, que nos legisla, nos gobierna y nos oprime.
Vallcarca no sirve al capital así como es, o mejor dicho como era. No se ajusta a los intereses de la casta de empresarios de nuestra querida Barcelona. Vallcarca es un tumor a extirpar, como tantos otros barrios similares.
Máquinas, grúas, policías, seguratas. Poco a poco vienen, nos echan a la calle, destruyen nuestras casas (ocho casas y dos edificios desalojados en estos dos últimos meses, dejan a unas cincuenta personas sin vivienda) a veces con nuestras cosas dentro, y además nos roban nuestros lugares de encuentro, espacios de creación y reflexión (cuatro Centros Sociales, en estos dos meses).
Se derriban las viejas torres, llenas de encanto, con sus jardines melancólicos, para elevar horrores modernos donde meter diez, veinte veces el número anterior de habitantes.
No solo nos quedamos sin casa, sino que también perdemos lazos humanos, partes de nuestro pasado y de nuestra historia, referentes de todo tipo. Pero el mercado, ese desconocido omnipresente, nada entiende de ello. Él solo ve números, negocios, inversiones; nosotras, exponentes de formas de vida, pedazos de nuestra historia, porciones irrecuperables nuestras.
«Vallcarca es un barrio goloso para la especulación: súbitamente se ha vuelto céntrico (al menos en relación a su situación anterior, cuando era un barrio residencial), y tiene un metro a la puerta. Es, además, lugar de paso en el ascenso o la bajada de turistas del Parque Güell. Para la mirada clasista y pacata de nuestros ediles, era una vergüenza que había que erradicar, y de paso hacer negocio. Están en ello…»
Pero si intentamos ver mas allá, notaremos que el verdadero tumor es esta plaga urbanística-destructora que se extiende como una mancha de aceite por toda la ciudad —y más allá de sus fronteras. Y veremos que ese mercado anónimo del cual hablamos, en este caso, no son ni más ni menos que el ayuntamiento de Barcelona y el grupo empresarial Núñez y Navarro, que como dioses modernos se creen con la capacidad de hacernos vivir donde ellos quieren y como ellos quieren.
De nuevo salimos a la calle para visualizar el confilcto, compartir la lucha con nuestras vecin@s y amig@s de este y otros barrios, expresando y demostrando que no les va a ser fácil cortar las relaciones sociales.
¡No al Plan urbanístico!
¡¡Podrán destruir los instrumentos, pero no acabarán con la música!!
Plataforma Veïnal d‘Okupes de Vallcarca
La Haine
No hay comentarios:
Publicar un comentario