Presentamos en esta ocasión un texto clásico del consejismo. Paul Mattick, reconocido teórico consejista, lanza una espectacular crítica a la Revolución Rusa y principalmente a sus dirigentes (Lenin, Trotsky y Stalin).
Recomendamos su lectura a pesar de las divergencias con la línea teórica del autor.
Un saludo!
Traducido del inglés por el CICA, en Noviembre del 2005
Fuente de la versión inglesa: Archivo Marxista de Internet (www.marxist.org)
[Introducción]
Competidores por el Poder
Los Bolcheviques y la Espontaneidad de las Masas
El "Aparato" del Partido
Trotsky, Apologista del Stalinismo
El Resultado: Capitalismo de Estado
[Introducción]
El presunto propósito de la biografía de Stalin hecha por Trotsky es mostrar "cómo fue formada una personalidad de este tipo, y cómo llegó al poder por la usurpación del derecho a un papel tan excepcional." El verdadero propósito del libro, sin embargo, es mostrar por qué Trotsky perdió la posición de poder que ocupó temporalmente y por qué su nombre debe seguir al de Lenin en vez del de Stalin. Antes de la muerte de Lenin siempre había sido "Lenin y Trotsky"; el nombre de Stalin siempre había estado cerca de o al final de cualquier lista de Bolcheviques ilustres. Incluso en una ocasión Lenin sugirió que se pusiera su propia firma segunda a la de Trotsky. En resumen, el libro ayuda explicar por qué Trotsky sostenía la opinión de "que él era el sucesor natural de Lenin" y de hecho resulta ser una biografía tanto de Stalin como de Trotsky.
Todos los orígenes son pequeños, sin duda, y el Bolchevismo de Lenin y Trotsky difiere del actual Stalinismo justo como el terror pardo de Hitler de 1933 difiere del Nazismo de la Segunda Guerra Mundial. Que no existe nada en el arsenal del Stalinismo que no pueda ser encontrado en el de Lenin y Trotsky es atestiguado por los escritos más tempranos del propio Trotsky . Por ejemplo Trotsky, igual que Stalin, introdujo el trabajo forzado como un "principio socialista". Él, también, estaba convencido de que "ningún socialista serio negará al Estado Obrero el derecho de poner sus manos sobre el obrero que se niega a ejecutar su fuerza de trabajo." Fue Trotsky quien se apuró fustigar el "carácter socialista de la desigualdad", porque, según dijo, "aquellos obreros que hacen más por el interés general que otros reciben el derecho a una mayor cantidad del producto social que los flojos, los descuidados, y los desorganizadores." Era su opinión que todo debía ser hecho para "ayudar al desarrollo de la rivalidad en el círculo de la producción."
Por supuesto, todo esto fue concebido como el "principio socialista" del "período de transformación". Fue dictado por las dificultades objetivas en el camino a la socialización completa. No fue por deseo sino por necesidad que se reforzó la dictadura de partido hasta que resultó en la abolición de incluso aquellas libertades de actividad que, de una manera u otra, habían sido concedidas por el Estado burgués. Sin embargo, también Stalin puede ofrecer la excusa de la necesidad.
Para encontrar otros argumentos en contra el Stalinismo aparte de su aversión personal para con un competidor en la puja inter-partidaria, Trotsky debe descubrir y formular diferencias políticas entre sí mismo y Stalin, y entre Stalin y Lenin para respaldar su aseveración de que sin Stalin las cosas habrían sido diferentes en Rusia y en otros lugares.
No podría haber ninguna diferencia "teórica" entre Lenin y Stalin, cuando el único trabajo teórico que lleva el nombre del último fue motivado y supervisado por Lenin. Y si Stalin representa la "naturaleza ansiada" del aparato partidario centralizado, Lenin fue el que construyó el aparto perfecto para sí mismo, asi que en ese punto tampoco vemos ninguna diferencia. A decir verdad, mientras Lenin estaba en actividad, Stalin no le representaba ningún problema, a pesar de lo problemático que pudo haber sido para "el Bolchevique Número Dos".
Sin embargo, para que Trotsky pueda explicar el "Termidor Soviético", debe haber una diferencia entre el Leninismo y el Stalinismo, siempre que, por supuesto, existiera tal Termidor. En este punto, Trotsky ha presentado varias ideas respecto a cuándo tuvo lugar, pero en su biografía de Stalin hace caso omiso de la cuestión del tiempo a favor de la simple declaración de que tenía algo que ver con los "crecientes privilegios de la burocracia". Sin embargo, esto solamente nos lleva de vuelta al período temprano de la dictadura Bolchevique que encontraba a Lenin y Trotsky comprometidos en crear la burocracia estatal y en incrementar su eficiencia incrementando sus privilegios.
Competidores por el Poder
El hecho de que la lucha despiadada por las posiciones recién saliera a la luz con la muerte de Lenin indica otra cosa que el Termidor Soviético. Simplemente indica que a esa altura el Estado Bolchevique era lo suficientemente fuerte, o estaba en una posición tal, como para ignorar hasta cierto punto tanto a las masas rusas como a la burguesía internacional. La burocracia en desarrollo empezó a sentirse segura de su dominio sobre Rusia; la disputa por los frutos de la Revolución entró en su etapa más general y más seria.
Todos los adversarios en esta lucha hicieron hincapié en la necesidad de la dictadura en vista de las fricciones internas sin resolver entre "obreros" y "campesinos", el completo atraso económico y tecnológico del país, y el peligro constante de un ataque exterior. Pero dentro de este escenario de dictadura podían ser planteados todo tipo de argumentos. La lucha por el poder dentro de la clase dirigente en desarrollo se expresó en propuestas políticas tanto a favor o en contra de los intereses de los campesinos, tanto a favor o en contra de la limitación de los consejos de fábrica, tanto a favor o en contra de una política ofensiva en el frente internacional. Se expusieron teorías altisonantes con respecto a la estimación de la clase campesina, la relación entre la burocracia y la revolución, la cuestión de las generaciones en el partido, etcétera y llegaron a su clímax en la controversia entre Trotsky y Stalin sobre la "Revolución Permanente" y la teoría del "Socialismo en un solo país".
Es muy posible que los participantes del debate creyeran en sus propias frases; sin embargo, a pesar de sus diferencias teóricas, siempre que actuaron ante una situación real actuaron de igual manera: Para adaptarse a sus propias necesidades, naturalmente expresaron cosas idénticas en términos diferentes. Si Trotsky se precipita al frente - a todos los frentes a decir verdad - simplemente defiende la patria. Pero Stalin "es atraído por el frente, porque aquí por primera vez podría trabajar con el más acabado de todos los aparatos administrativos, el aparato militar" por el cual, a propósito, Trotsky se arroga todo el crédito. Si Trotsky pide por disciplina, muestra su "mano de hierro"; si Stalin hace lo mismo, procede con "mano dura".
Si la sangrienta supresión de la rebelión de Kronstadt por Trotsky fue una "necesidad trágica" la supresión del movimiento independentista georgiano por Stalin fue hecha en la manera de un "rusificador gran-ruso, ignorando completamente los derechos de su propio pueblo como nación". Y vice versa: las sugerencias hechas por Trotsky son llamadas falsas y contrarrevolucionarias por los secuaces de Stalin; pero cuando se llevan a cabo con los auspicios de Stalin se convierten en una prueba adicional de la sabiduría del gran líder.
Para comprender al Bolchevismo, y en un sentido menor el Stalinismo, no es suficiente con seguir las superficiales y a menudo tontas controversias entre Stalinistas y Trotskistas. Después de todo, la Revolución Rusa abarca más que sólo al Partido Bolchevique. Ni siquiera fue iniciada por grupos políticos organizados sino por las reacciones espontáneas de las masas ante la quiebra de un ya precario sistema económico en el alba de una derrota militar. Los levantamientos de Febrero "empezaron" con los disturbios por hambre en lugares de mercado, las huelgas de protesta en las fábricas, y la declaración espontánea de solidaridad con los manifestantes por parte de los soldados. Pero todos los movimientos espontáneos de la historia moderna han sido acompañados por fuerzas organizadas. Tan pronto como el colapso del Zarismo fue inminente, las organizaciones pasaron a primer plano con directivas y objetivos políticos definidos.
Si antes de la Revolución Lenin había hecho hincapié en la organización en vez de la espontaneidad, era debido a las retrasadas condiciones rusas, que daba a los movimientos espontáneos un carácter atrasado. Incluso los grupos políticamente avanzados solamente ofrecían programas limitados. Los obreros industriales deseaban reformas capitalistas similares a las que disfrutaban los obreros de países capitalistas más avanzados. La pequeñaburguesía e importantes capas de la clase capitalista querían una democracia burguesa Occidental. Los campesinos deseaban tierra en una agricultura capitalista. Aunque progresivas para la Rusia zarista, estas demandas eran la esencia de la revolución burguesa.
El nuevo gobierno liberalista de Febrero intentó continuar la guerra. Pero fueron las condiciones mismas de la guerra contra las que las masas se estaban rebelando. Todas las reformas prometidas dentro del escenario ruso de esos días y dentro de las existentes relaciones de poder imperialistas fueron condenadas a permanecer como frases vacías; no había ninguna manera de dirigir al movimiento espontáneo por los cauces deseados por el gobierno. En nuevos levantamientos los Bolcheviques llegaron al poder no por vía de una segunda revolución sino por un cambio forzoso de gobierno. Esta toma del poder fue fácil debido a la falta de interés que las masas en movimiento mostraban por el gobierno existente. El golpe de estado de Octubre, como dijo Lenin, "fue más fácil que levantar una pluma." La victoria final fue "conseguida prácticamente por inercia.... Ningún regimiento se alzó para defender a la democracia rusa.... La lucha por el poder supremo sobre un imperio que comprendía un sexto del globo terráqueo fue decidida entre fuerzas asombrosamente pequeñas en ambos lados tanto en las provincias como en los dos eslabones principales."
Los Bolcheviques no trataron de restaurar las viejas condiciones para reformarlas, sino que se declararon a favor de los resultados concretos de los movimientos espontáneos conceptualmente atrasados: el fin de la guerra, el control obrero de la industria, la expropiación de las clases gobernantes y la división de la tierra. Y de esta manera permanecieron en el poder.
Las demandas pre-revolucionarias de las masas rusas habían sido atrasadas por dos razones: ya habían sido realizadas hace mucho tiempo en las principales naciones capitalistas, y ya no podían ser llevadas a cabo en vista de las condiciones mundiales existentes. En un momento en que el proceso de concentración y centralización del capitalismo mundial había provocado la declinación en casi todas partes de la democracia burguesa, ya no era posible darle un nuevo inicio en Rusia. Si la democracia liberal era imposible, también lo eran todas las reformas en las relaciones capital-trabajo generalmente relacionadas con la legislación social y el sindicalismo. La agricultura capitalista, también, había ido más allá del quiebre de estados y producción feudales para un mercado capitalista a la industrialización de la agricultura y su consiguiente incorporación en el proceso de concentración del capital.
Los Bolcheviques y la Espontaneidad de las Masas
Los Bolcheviques no se adjudicaron a sí mismos la Revolución. Le dieron todo el crédito a los movimientos espontáneos. Por supuesto, subrayaron el hecho obvio de que la historia previa de Rusia, que incluía al Partido Bolchevique, había legado alguna clase de vaga conciencia revolucionaria a las masas desorganizadas y no se quedaron atrás en aseverar que sin su liderazgo el curso de la Revolución habría sido diferente y muy probablemente habría resultado en una contrarrevolución. "Si los Bolcheviques no hubieran tomado el poder", escribe Trotsky, "el mundo habría tenido un nombre ruso para el fascismo cinco años antes que el romano."
Pero los intentos de contrarrevolución por parte de los poderes tradicionales no fallaron debido a ninguna dirección conciente de los movimientos espontáneos, no debido a "la aguda visión [de Lenin], que captó la situación correctamente", sino debido al hecho de que estos movimientos no podían ser desviados de su propio curso. Si uno quiere usar el término, la "contrarrevolución" posible en la Rusia de 1917 era la inherente a la Revolución misma, es decir, en la oportunidad que brindó a los Bolcheviques para restituir un orden social dirigido centralizadamente para la perpetuación del divorcio capitalista de los obreros de los medios de la producción y la consiguiente restauración de Rusia como un poder imperialista en competencia.
Durante la revolución, los intereses de las masas en rebelión y los de los Bolcheviques se fundieron a un grado extraordinario. Más allá de la fusión temporal, también existía una profunda unidad entre los conceptos socializantes de los Bolcheviques y las consecuencias de los movimientos espontáneos. Demasiado "atrasada" para el socialismo pero también demasiado "avanzada" para el capitalismo liberal, la Revolución solamente podía terminar en aquella consistente forma de capitalismo que los Bolcheviques consideraron una condición previa para el socialismo, o sea, el capitalismo de Estado.
Identificándose a sí mismos con el movimiento espontáneo que no podían controlar, los Bolcheviques adquirieron el control sobre este movimiento tan pronto como se agotó en la realización de sus objetivos inmediatos. Existían demasiados de estos objetivos alcanzados de manera diferente en territorios diferentes. Diversas capas del campesinado satisfacieron, o no satisfacieron, divergentes necesidades y deseos. Sus intereses, sin embargo, no tenían ninguna conexión real con los del proletariado. La clase obrera misma fue dividida en diversos grupos con una variedad de necesidades específicas y planes generales. La pequeñaburguesía todavía tenía otros problemas que solucionar. En breve, había una unidad espontánea en contra de las condiciones del Zarismo y la guerra, pero no había ninguna unidad con respecto a los objetivos inmediatos y la futura política. No fue demasiado difícil para los Bolcheviques el utilizar esta división social para fortalecer su propio poder, que terminó siendo más fuerte que la sociedad en su conjunto porque nunca encaró a la sociedad como un todo.
De la misma manera que los otros grupos que se incluían dentro de la revolución, los Bolcheviques, también, pugnaron por lograr su objetivo particular: el control de gobierno. Este objetivo fue más importante que aquellos que eran aspirados por los otros. Involucró una lucha interminable, una ininterrumpida competencia por posiciones de poder. Las agrupaciones campesinas se establecieron después de dividir la tierra, los obreros regresaron a las fábricas como trabajadores asalariados, los soldados, que no podían vagar por el campo para siempre, regresaron a la vida de campesinos y obreros, pero para los Bolcheviques la lucha recién empezó con el éxito de la Revolución. Como todos los gobiernos, el régimen Bolchevique significa la sumisión de todas las capas sociales existentes a su autoridad. Centralizando lentamente todo el poder y el control en sus manos, los Bolcheviques pronto fueron capaces de dictar la política gubernamental. Una vez más Rusia fue concienzudamente organizada según los intereses de una clase especial - la clase de privilegio en el emergente sistema de capitalismo de Estado.
El "Aparato" del Partido
Todo esto no tiene nada que ver con el Stalinismo ni con el "Termidor" sino que representa a la política de Lenin y Trotsky desde el mismo día en que asumieron el poder. En su reporte al Sexto Congreso de los Soviets en 1918, Trotsky se quejó de que "No todos los obreros soviéticos han comprendido que nuestra administración ha sido centralizada y que todas las órdenes emitidas desde arriba deben ser finales.... Seremos despiadados con aquellos obreros soviéticos que todavía no lo han comprendido; los removeremos, los echaremos de nuestros rangos, los expulsaremos mediante la represión." Ahora Trotsky afirma que estas palabras fueron dirigidas hacia Stalin que no coordinó apropiadamente su actividad de guerra y estamos dispuestos a creerle. Pero cuánto más directamente deben haber sido dirigidas a todos aquellos que ni siquiera eran de "segunda línea" ni tenían rango alguno en la jerarquía soviética. Ya existía entonces, como relata Trotsky, "una división abismal entre las clases en movimiento y los intereses de los aparatos partidarios. Incluso los cuadros del Partido Bolchevique, que gozaban del beneficio de un entrenamiento revolucionario excepcional se inclinaron definitivamente a ignorar a las masas y a identificar sus propios intereses especiales con los intereses del aparato el mismo día después de que la monarquía fue derrocada."
Trotsky sostiene, por supuesto, que los peligros implícitos en esta situación fueron evitados por la vigilancia de Lenin y por las condiciones objetivas que hicieron a "las masas más revolucionarias que el Partido, y el Partido más revolucionario que su aparato." Pero el aparato estaba dirigido por Lenin. Incluso antes de la Revolución, señala Trotsky, el Comité Central del Partido "funcionó casi con regularidad y estaba completamente en manos de Lenin." Y aún más después de la Revolución. En la primavera de 1918 el "ideal del 'centralismo democrático' sufrió reveses adicionales, porque de hecho el poder tanto dentro del gobierno como del Partido se concentró en las manos de Lenin y en el séquitos de líderes Bolcheviques que no discrepaban con él abiertamente y llevaban a cabo sus deseos." Con la burocracia avanzando en poder, el emergente aparato Stalinista debió haber sido el resultado de un descuido por parte de Lenin.
Distinguir entre el gobernante del aparato y el aparato mismo por un lado, y entre el aparato y las masas por el otro, implica que solamente las masas y su más alto líder eran realmente revolucionarios, y que tanto Lenin como las masas revolucionarias fueron traicionados por el aparato de Stalin que, por así decirlo, se volvió independiente. Aunque Trotsky necesita tales distinciones para satisfacer sus propios intereses políticos, éstas no tienen ninguna base en los hechos. Hasta su muerte - sin tomar en cuenta los comentarios ocasionales contra los peligros de la burocratización, lo que para los Bolcheviques es el equivalente de las cruzadas ocasionales de los políticos burgueses por un presupuesto equilibrado - Lenin jamás se puso en contra del aparato del Partido Bolchevique y su liderazgo, es decir, en contra de sí mismo. Cualquier política decidida entonces recibía la bendición de Lenin mientras éste se encontrara al timón del aparato; y murió sosteniendo ese puesto.
Las nociones "democráticas" de Lenin son pura leyenda. Por supuesto que el capitalismo de Estado bajo Lenin era diferente del capitalismo de Estado bajo Stalin porque los poderes dictatoriales del último eran más grandes - gracias al intento de Lenin de construir el propio. Que el régimen de Lenin era menos terrorista que el de Stalin es discutible. De la misma manera que Stalin, Lenin catalogó a todas sus víctimas bajo el encabezamiento de "contrarrevolucionarios". Sin comparar las estadísticas de aquellos torturados y asesinados bajo ambos regímenes, admitiremos que el régimen Bolchevique bajo Lenin y Trotsky no era lo suficientemente fuerte para llevar a cabo medidas Stalinistas tales como la colectivización forzosa y los campos de trabajo esclavo como su principal política económica y gubernamental. No fue una intención premeditada sino la debilidad lo que forzó a Lenin y Trotsky a la llamada Nueva Política Económica, es decir, a concesiones a los intereses de propiedad privada y a una mejor -de la boca para afuera- "democracia".
La "tolerancia" Bolchevique de organizaciones no-Bolcheviques tales como los Social-revolucionarios en la fase temprana del régimen de Lenin no vino, como asevera Trotsky, de las inclinaciones "democráticas" de Lenin sino de la incapacidad de destruir inmediatamente a todas las organizaciones no-Bolcheviques. Las características totalitarias del Bolchevismo de Lenin se acumulaban al mismo ritmo que crecía su poder de control y policía. Que estas medidas fueran forzadas sobre los Bolcheviques por la actividad "contrarrevolucionaria" de todas las organizaciones obreras no-Bolcheviques, como mantiene Trotsky, no puede explicar de ninguna manera su aumento adicional después del aplastamiento de las diversas organizaciones inconformistas. Ni podía explicar la insistencia de Lenin en la ejecución del principio totalitario en las organizaciones extra-rusas de la Internacional Comunista.
Trotsky, Apologista del Stalinismo
Sin ser capaz de culpar completamente a las organizaciones no-Bolcheviques por la dictadura de Lenin, Trotsky dice que "aquellos teóricos que intentan probar que el régimen totalitario actual de la U.R.S.S. es debido... a la naturaleza desagradable del mismo Bolchevismo" olvidan los años de la Guerra Civil, "que marcaron indeleblemente al Gobierno Soviético en virtud del hecho de que muchos de los administradores, una capa considerable de ellos, se habían acostumbrado a comandar y a exigir una sumisión incondicional a sus órdenes." Stalin, también, continúa Trotsky, "fue moldeado por el ambiente y las circunstancias de la Guerra Civil, junto con el grupo entero que después le ayudó a establecer su dictadura personal". La Guerra Civil, sin embargo, fue iniciada por la burguesía internacional. Y por lo tanto, los aspectos desagradables del Bolchevismo bajo Lenin, así como bajo Stalin, encuentran su causa principal y final en la enemistad del capitalismo para con el Bolchevismo que, si es un monstruo, lo es solamente de manera renuente, matando y torturando en mera defensa propia.
Y así, aunque sea solamente en una manera indirecta, el Bolchevismo de Trotsky, a pesar de estar saturado de odio hacia Stalin, finalmente resulta en una mera defensa del Stalinismo como la única defensa propia posible para Trotsky. Esto explica la superficialidad de las diferencias ideológicas entre el Stalinismo y el Trotskismo. La imposibilidad de atacar a Stalin sin atacar a Lenin ayuda a explicar, en adición, las grandes dificultades de Trotsky como opositor. El propio pasado y las teorías de Trotsky ponen obstáculos la conformación de un movimiento a la izquierda del Stalinismo de su parte y condenan al "Trotskismo" a permanecer como una simple agencia colectora de Bolcheviques fallidos. Como tal puede mantenerse fuera de Rusia debido a las incesantes luchas competitivas por el poder y las posiciones dentro del movimiento "comunista" mundial. Pero no puede conseguir trascendencia porque no tiene nada para ofrecer excepto la sustitución de un grupo de políticos por otro. La defensa trotskista de Rusia en la Segunda Guerra Mundial era compatible con todas las políticas previas de esta oposición a Stalin, la más mordaz, pero también la más leal.
La defensa del Stalinismo por Trotsky no se agota en mostrar cómo la Guerra Civil transformó a los Bolcheviques de sirvientes en amos de la clase obrera. Él apunta al hecho más importante que es "para la burocracia es una cuestión de vida o muerte proteger la nacionalización de los medios de la producción y de la tierra." Esto significa que "a pesar de las más monstruosas distorsiones burocráticas, el caracter de clase de la U.R.S.S. sigue siendo proletario." Durante un tiempo - notamos - Stalin tuvo a Trotsky preocupado. En 1921, Lenin había estado perturbado por la cuestión de si la Nueva Política Económica era simplemente una "táctica" o una "evolución". Porque como la NEP liberó las tendencias capitalistas privadas, Trotsky vio en la creciente burocracia Stalinista "nada menos que la primera etapa de la restauración burguesa." Pero sus preocupaciones eran infundadas; "la lucha contra la igualdad y el establecimiento de diferenciaciones sociales muy marcadas han sido hasta el momento incapaces de eliminar la conciencia socialista de las masas o la nacionalización de los medios de la producción y la tierra, que eran las conquistas sociales básicas de la revolución." Stalin, por supuesto, no tenía nada que ver con esto, ya que "el Termidor Ruso indudablemente hubiera abierto una nueva era de régimen burgués, si ese régimen no hubiera sido probado obsoleto en todo el mundo."
El Resultado: Capitalismo de Estado
Con esta última declaración de Trotsky nos acercamos a la esencia del tema en discusión. Hemos dicho antes que los resultados concretos de la revolución de 1917 no eran ni socialistas ni burgueses sino capitalistas de Estado. Era la creencia de Trotsky que Stalin destruiría la naturaleza capitalista-estatal de la economía a favor de una economía burguesa. De esto iba a tratarse el Termidor. La decadencia de la economía burguesa en todas partes del mundo previno a Stalin de hacer esto. Todo lo que podía hacer era introducir las características desagradables de su dictadura personal en esa sociedad que había sido creada por Lenin y Trotsky. De este modo, y a pesar de que Stalin todavía ocupa el Kremlin, el Trotskismo ha triunfado sobre el Stalinismo.
Todo se centra en una ecuación de capitalismo de Estado con socialismo. Y aunque recientemente algunos de los discípulos de Trotsky han encontrado imposible continuar haciendo la ecuación, Trotsky fue obligado a mantenerla, pues significa el origen y el final del Leninismo y, en un sentido más amplio, de todo el movimiento social-democráta mundial del cual el Leninismo fue solamente la parte más realista. Realista, esto es, con respecto a Rusia. Lo que fue, y todavía es, entendido por este movimiento como Estado "obrero" es el régimen gubernamental del partido; lo que es entendido como "socialismo" es la nacionalización de los medios de la producción. Añadiendo el control sobre la economía al control político del gobierno, el régimen totalitario sobre toda la sociedad aparece en su forma completa. El gobierno asegura su régimen totalitario por vía del partido, que mantiene la jerarquía social y es en sí mismo una institución jerárquica.
Esta idea del "socialismo" se encuentra ahora en proceso de ser desacreditada, pero solamente debido a la experiencia de Rusia y a las experiencias similares si bien menos extensivas en otros países. Antes de 1914, lo que se quería decir con la toma del poder, pacíficamente o por la fuerza, era la toma de la maquinaria gubernamental, reemplazando un grupo particular de administradores y legisladores con otro. Económicamente, la "anarquía" del mercado capitalista debía ser reemplazada por una producción planificada bajo el control del Estado. Como el Estado socialista sería por definición un Estado "justo", siendo controlado por las masas mediante procesos democráticos, no había razón alguna para pensar que sus decisiones fueran contrarias a los ideales socialistas. Esta teoría era suficiente para organizar a partes de la clase obrera en partidos más o menos poderosos.
La teoría del socialismo se reducía a la demanda de la planificación económica centralizada a favor de todos. El proceso de centralización, inherente a la misma acumulación del capital, fue contemplado como una tendencia socialista. La influencia creciente del "trabajo" dentro de la maquinaria estatal fue aclamada como un paso en la dirección del socialismo. Pero en realidad el proceso de centralización del capital demostró ser otra cosa que su auto-transformación en propiedad social. Lo mismo pasaba con la destrucción de la economía liberal y con ella el final del tradicional ciclo de negocios como el regulador de la economía. Con el inicio del siglo veinte el carácter del capitalismo cambió. Desde ese momento en adelante se encontró bajo permanentes condiciones de crisis que no podían ser resueltas por el funcionamiento "automático" del mercado. Las regulaciones monopólicas, las interferencias estatales y las políticas nacionales trasladaron la carga de la crisis a los capitalistamente desfavorecidos de la economía mundial. Toda política "económica" se convirtió en política imperialista, culminando dos veces en conflagraciones mundiales.
En esta situación, reconstruir un sistema político y económico hecho pedazos significaba adaptarlo a estas nuevas condiciones. La teoría Bolchevique de la socialización satisfacía esta necesidad de una manera admirable. Para restituir el poder nacional de Rusia era necesario hacer en un modo radical lo que en las naciones Occidentales había sido meramente un proceso evolutivo. Incluso entonces tomaría un tiempo cerrar la brecha entre la economía rusa y la de las potencias Occidentales. Mientras tanto la ideología del movimiento socialista sirvió bien como protección. El origen socialista del Bolchevismo lo hizo particularmente apto para la reconstrucción capitalista-estatal de Rusia. Sus principios organizativos, que habían convertido al partido en una institución operativa, también restablecerían el orden en el país.
Los Bolcheviques por supuesto estaban convencidos de que lo que estaban construyendo en Rusia era, si no el socialismo, por lo menos lo segundo mejor que el socialismo, porque estaban completando el proceso que en las naciones occidentales todavía era sólo la tendencia principal del desarrollo. Habían abolido la economía de mercado y habían expropiado a la burguesía; también habían adquirido el control completo sobre el gobierno. Para los obreros rusos, sin embargo, nada había cambiado; simplemente se encontraban frente a otro grupo de jefes, políticos y adoctrinadores. Su posición era igual a la de los obreros de todos los países capitalistas en tiempos de guerra. El capitalismo de Estado es una economía de guerra, y todos los sistemas económicos extra-rusos se transformaron en economías de guerra, en sistemas capitalistas de Estado adaptados a las necesidades imperialistas del capitalismo moderno. Otras naciones no copiaron todas las innovaciones del capitalismo de Estado ruso sino sólo aquellas más adecuadas a sus necesidades específicas. La Segunda Guerra Mundial resultó en el desarrollo posterior del capitalismo de Estado a una escala mundial. Las peculiaridades de las diversas naciones y sus situaciones especiales dentro del marco de poder mundial dieron lugar a una gran variedad de procesos de desarrollo hacia el capitalismo de Estado.
El hecho de que el capitalismo de Estado y el fascismo no se desarrollaron ni se desarrollan en todos lados de una manera uniforme dio a Trotsky el argumento de la diferencia básica entre el Bolchevismo, el fascismo y el simple capitalismo. Este argumento necesariamente hace hincapié en superficialidades del desarrollo social. En todos los aspectos esenciales estos tres sistemas son idénticos y representan solamente diversas etapas del mismo desarrollo. Un desarrollo que tiene por objetivo manipular la masa de la población mediante gobiernos dictatoriales de un modo más o menos autoritario, para asegurar al gobierno y a las capas sociales privilegiadas que lo respaldan y para permitir a esos gobiernos que participaran en la economía internacional de hoy preparándose para la guerra, haciendo la guerra, y sacando provecho económico de la guerra.
Trotsky no podía permitirse reconocer en el Bolchevismo un aspecto de la tendencia mundial hacia una economía "fascista" mundial. Incluso en 1940 sostuvo la visión de que el Bolchevismo previno el ascenso del Fascismo en la Rusia de 1917. Debería haber estado claro hace mucho, sin embargo, que todo lo que Lenin y Trotsky previnieron en Rusia fue el uso de una ideología no-Marxiana para la reconstrucción "fascista" de Rusia. Porque como la ideología Marxiana del Bolchevismo simplemente sirvió a fines capitalistas de Estado, ésta, también, ha sido desacreditada. Desde cualquier punto de vista que vaya más allá del sistema capitalista de explotación, el Stalinismo y el Trotskismo son ambas reliquias del pasado.
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