[Texto] Efectos de la anticipación de la derrota o "derrotismo"

El derrotismo es quizá uno de los elementos principales que ayudan a entender el actual estado de los movimientos autónomos-libertarios, y su falta de incidencia en los procesos políticos que se dan en la sociedad. Quizá sea este sentimiento una de las circunstancias que llevan a la creación de un ghetto estético, en muchos momentos autocomplaciente, alejado de la realidad social, e incapaz de constituirse como sujeto político propio activo y fuerte. Es quizá el no soñar colectivamente lo que nos lleve a la apatía, a la falta de energía.


“Quizá ya no sea posible”. “Todo es una mierda”. “No hay nada que hacer, sólo podemos tocar un poco las narices”. “Es imposible llegar a la gente”. “Hemos hecho lo que hemos podido”. “Hoy en la manifestación somos lxs de siempre”. “Nada sirve”. “Arreglémonoslas para al menos salvarnos nosotrxs”. “La gente es idiota, nunca lo entenderá”.

La lista de frases podría ser mucho más larga, pero aquí ya quedó una muestra de lo que se podría denominar como “el derrotismo”, el gran éxito del sistema en la batalla por derrotar a la disidencia más combativa. Para que un determinado poder se asegure su propia supervivencia lo primero que tiene que hacer es borrar de la mente de las personas la idea de que existe alguna posibilidad de derrotarlo. Y lo segundo, es hacer creer a las personas que aún no hayan sucumbido y sigan pensando por algún momento en derrotarlo, que es absolutamente inviable, que mejor no hagan nada. Además de ello, sería necesario apartarles del resto de la sociedad, aislarles. Y que no sólo el resto de la sociedad se aleje de ellxs, sino que ellxs sientan tan grande la distancia con el resto, que se auto-separen y auto-diferencien.

El primer paso para tratar de cambiar, modificar o romper con un determinado sistema es creer o sentir que es posible, aún por complicado que parezca. Será imposible construir una casa, o algo tan sencillo como hacer una cena desde el momento en que unx piensa que no se puede hacer. Esa es la manera en la que nos podemos asegurar de que esa casa no se logrará construir jamás.

El derrotismo es quizá uno de los elementos principales que ayudan a entender el actual estado de los movimientos autónomos-libertarios, y su falta de incidencia en los procesos políticos que se dan en la sociedad. Quizá sea este sentimiento una de las circunstancias que llevan a la creación de un ghetto estético, en muchos momentos autocomplaciente, alejado de la realidad social, e incapaz de constituirse como sujeto político propio activo y fuerte. Es quizá el no soñar colectivamente lo que nos lleve a la apatía, a la falta de energía.

Esta claro que son muchos los motivos que han llevado a este sentimiento eterno de derrota, pues es cierto que son muchas las derrotas que llevamos a la espalda. Sin embargo, yo me planteo si ese sentimiento de derrota se corresponde con las derrotas reales o si responde a otras motivaciones.

Puede ser que haya llegado el punto de animarnos a soñar aunque sea un poquito, a poner realmente en práctica muchas de las cosas en las que creemos, a probar si realmente podemos tener incidencia en la sociedad a pequeña y a gran escala, así como a corto, medio o a largo plazo. De hecho, se puede corroborar, o yo al menos así lo he sentido en múltiples ocasiones, que cuando la gente nos lo creemos se logran cosas.

Y una vez que nos creamos, aunque sea un poquito, que si es posible incidir en los procesos políticos, así como ir construyendo una sociedad libre y justa organizada desde bien abajo, habrá que sentarse a pensar como lograrlo. Pensar, con todos los medios que estén a nuestro alcance y con cierta perspectiva histórica, cuáles son las maneras de poner en marcha proyectos que vayan construyendo de manera cierta un movimiento que se plantea de forma real tratar de tumbar al sistema capitalista y al sistema patriarcal. Pensar a corto, a medio y a largo plazo. Crear. Analizar. Acertar. Fallar. Repensar. Volver a comenzar. Recoger. Lograr. Y todo ello, teniendo la sensación de andar construyendo algo que no se podrá destruir, y que en todo momento tiende a más y a más. Aunque también para ello, en ocasiones tendrá que parar, ya sea para reflexionar o para tomar fuerzas.

Quizá sea cuestión de observar que la desestructuración, la falta de organización interna, la falta de contacto con la realidad, la falta de ilusión no nos anda llevando por un buen camino, así como de pensar qué cosas no andan funcionando. Una vez encontradas, analizadas y superadas, comenzar un proceso de construcción con perspectiva de que lo está siendo.

Tratar de salir del ghetto para contagiar las ansias de lucha a nuestro entorno, a nuestros barrios, y sin necesidad rebajar el “discurso”. Tratando de creernos de nuevo que podremos algún día tumbar los diferentes sistemas de opresión. Teniendo en cuenta que se trata de un largo camino, sin perder la perspectiva de que éste será un proceso de conquistas, de derrotas, de acumulación de fuerzas, de alegrías y de golpes. Pero, sin duda, el primer paso es creérnoslo y trabajar para echar el derrotismo a la basura. Y el segundo y consecuente, ilusionarnos, tomar fuerza y transmitirla entre nosotrxs y hacia fuera.



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