Octavilla distribuida durante las movilizaciones de apoyo a la anarquista presa Tamara
No es la primera vez, ni será la última. Ha ocurrido hace dos días, el 15 de diciembre. La policía ha ido a casa de nuestra compañera Tamara en Madrid y se la ha llevado detenida por orden del juzgado de instrucción número 25 de Barcelona. Se le acusa del envío de un paquete explosivo dirigido al tristemente conocido Albert Batlle i Bastardas, secretario de Servicios Penitenciarios de la Generalitat.
Independientemente de que nuestra compañera sea o no la autora de la acción (esto a nosotras no nos importa), las razones por las que alguien querría atacar al Sr Batlle son obvias para cualquiera que conozca sus actividades. Como encargado directo de la gestión de las cárceles en Catalunya, no se puede negar su responsabilidad en las injusticias que ocurren dentro de ellas. No se puede negar su responsabilidad en las muertes, ni en las cadenas perpetuas encubiertas, ni en las torturas, ni en las pésimas condiciones sanitarias que abocan a la locura y a la enfermedad, ni en los abusos de todo tipo, ni siquiera en la propia esencia de la cárcel como herramienta del sistema para castigar la pobreza y la rebeldía que el mismo produce. No se puede, ya que a pesar de que el Sr Batlle no inventó las cárceles, él decide sobre todo lo que pasa en ellas.
Entonces el mensaje está muy claro. Que nadie se atreva a responder a los abusos del Estado, porque el Estado es intocable y cualquiera que vaya contra él ha de ser machacado, encerrado, apartado o destruido. Conocemos bien la lección, llevan años enseñándonosla. Esta misma idea, nos la han explicado de muchas formas distintas: apalizándonos en manifestaciones, chantajeándonos con multas y fianzas astronómicas, torturándonos, encarcelándonos, amenazando a nuestras familias, incluso matándonos, como a Xosé Tarrío o Paco Ortiz... Pero aún así, somos tozudos y nos negamos a aprenderla.
Ni podemos ni queremos aceptar que, ante lo que están haciendo con nuestras vidas y con nuestro mundo, sólo cabe la resignación. No podemos cruzarnos de brazos ante la violencia que significa el trabajo asalariado, ni ante la angustia que nos supone estar en el paro. No podemos callar ante la miseria, ni ante los centros de internamiento para inmigrantes, ni ante las palizas de la policía o los seguratas, ni ante los proyectos que destruyen la Tierra... Ni, por supuesto, ante las cárceles. Ante toda esta destrucción, tomamos posiciones en las barricadas que dividen el mundo, frente a frente con aquellos que la promueven y se benefician de ella, como el Sr Batlle. Por eso estamos con Tamara, porque estamos donde tenemos que estar. Y si nos golpean no nos moveremos, simplemente volveremos a levantarnos.
Solidaridad con Tamara! Libertad Anarquistas Presos/as
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