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Será la segunda cárcel de la provincia de Valencia. Según Mercedes Gallizo, secretaria general de Instituciones Penitenciarias, su construcción responde al aumento del número de presxs en la Comunidad Valenciana: de 7.959 en julio de 2009 a 8.158 al término de agosto de 2009. El aumento de delitos contra la propiedad debido a la crisis y al paro llena aun más los rebosantes talegos y la solución es construir más. Así tienen controladxs a lxs que se rebelan, a la vez que crean puestos de trabajo para lxs que aceptan de buen gusto ser sus sumisxs perrxs guardianes a cambio de un salario y una pequeña cuota de poder. Según dicen, la nueva cárcel creará 1.000 puestos de trabajo directo e indirecto, y provocará “mejoras” en el sector inmobiliario y de servicios del pueblo. Eso sí, a cambio de convertirlo en un “cementerio de hombres vivos”.
La construcción del talego ha levantado cierta polémica, pero no la que nos gustaría a nosotrxs. La gente sigue sin plantearse la abolición de la prisión, sigue sin soñar con un mundo sin rejas ni candados. La plataforma vecinal "No a la cárcel en Siete Aguas" y un grupo de biólogos y científicos a mostrado su disconformidad con la ubicación del centro en El Campillo de Siete Aguas por ser “de alto valor medioambiental y paisajístico” y por estar situado en la zona II de la planificación de emergencias por su proximidad a la Central Nuclear de Confrentes. El pleno del Ayuntamiento de Siete Aguas manifestó en diciembre de 2007 su rechazo a la construcción del centro penitenciario en este municipio. Sin embargo el Gobierno justifica la ubicación de la cárcel en base a su buena accesibilidad, a la no afección a valores culturales protegidos, y a la distancia que mantiene respecto al núcleo de población.
La discusión se queda en el lugar, pero nosotrxs sabemos que la cárcel no es la solución, es uno de tantos problemas con los que acabar en el camino a un mundo libre.
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